miércoles, 22 de diciembre de 2010

What a wonderful world!

Me fascina el cielo- dijo él mientras se recostaba de nuevo-. Es cómico que me olvide de su existencia siendo una de mis mayores satisfacciones. ¡Cúantas noches he perdido bajo un modesto y tímido techo, teniendo tal inmensidad tan cerca!
Es él quien me recuerda quien soy, o al menos quien pretendo ser. Me incita a apreciar este lugar . Y estimula mi capacidad de fascinación, ordenandome a que viva el aquí, el ahora, y a que me apodere de los trocitos de vida que aún me quedan y me entregue a ellos.
Aunque por otro lado tambien tiene la desfachatez de recordarme que millones de soles giran dando luz a miles de millones de mundos, y que yo en el rincón de la tierra en el que estoy echado, tan solo soy uno del sin fin de seres que la habitan, en un infimo intervalo de tiempo que ya está deslizandose estre mis dedos. ¡Y cúantos antes que yo han intentado retener su pedacito de existencia! ¡Cúantos habrán sido maravillados por la imponencia del firmamento! Que hechizo tan embriagador este de la consciencia. ¿No crees? Que idilica casualidad que seamos los unicos seres bajo este sol, con el poder del conocimiento.
Ella se había perdido en algún lugar de la primera frase que pronuncio y su cabeza daba vueltas en otra dirección, pero no podría estar más de acuerdo.

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