jueves, 20 de mayo de 2010

De ti depende.


Hace ya muchos meses me había percatado de mi entrada en la cadena del consumismo. Camiseta nueva para una fiesta, pues que aquella otra ya me la había puesto en otra ocasión, ¿los vaqueros de de siempre? ¿los mismos que llevo a clase? ¿Y que me dices de los zapatos? ¡Todo el mundo llevará tacones! ... Próxima ocasión, No puedo ponerme "la nueva" me la puse la última vez. ¿Que voy ir dos veces seguidas con la misma? No tengo ropa, bueno al menos no tengo nada "arreglado"! Y vuelta a empezar. Ambición. Cuanto más tengo, más quiero. Estos son en resumidas cuentas el representativo tema de conversación entre jóvenes. En los cuales me incluyó. Un día encontré una fuga en este círculo monótono, que venía a sintetizarse en el ideal de "dale un respiro, salvemos al mundo". Vivimos en una sociedad con un sistema capitalista aparentemente muy beneficioso ( para nosotros, claro), pero ¿quién pensó en el agotamiento de las materias primas? Estamos encerrados en un mundo subreal en el que no sufrimos el terrible impacto que produce nuestro consumo masivo. Todo tiene un límite y nosotros estamos rozando las lineas que gritan Peligro. Vivimos tapandonos los ojos en el día a día para no asustarnos si miramos al rededor. Conviniéndonos a nosotros mismo de que las responsabilidades, posibilidades y el poder los tienes otros, Vivimos intentando huir de una engañosa publicidad de felicidad que intenta hacernos creer que necesitamos más, más y más. Un día pensé BASTA! ¿que tipo de comportamiento tienes? ¡Mira tu habitación! Puedes vestir a una treintena de niños y calzar a otros tantos, tienes material escolar para varios cursos y suficientes libros para enriquecerte durante al menos un año. ¿Que más quieres? No hay más señales que puedan ofrecerte, este exhuberante ritmo debe disminuir. Si el planeta entro disfrutase como tú, no sobreviviría. Ingenua de mí creí que era fácil escapar de aquel muerde-cola, de hecho creí hacerlo. Pero hace pocos días alguien me mostró historias, datos, números. Me hizo ver el egoísmo que continuaba existiendo en mí. No vale con renuciar a a una camiseta, un móvil nuevo o capricho innecesario. Deberíamos crear un nuevo modo de vida, en el que los pies recuperaran su verdadero sentido de ser, la televisión no fuera un miembro más de la casa. Donde nos reinventaramos cada día buscando nuevas formas de reciclaje y producción. Donde la palabra diversión se deleitase con unas risas al aire libre. Donde cada persona comprendiera su papel necesario, fundamental en esta historia. Quizás es mucho para un comienzo, pero tengo claro que en mi mano juega mucho. Podríamos empezar por infundir el mensaje en la sociedad.

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