miércoles, 9 de junio de 2010

Llegó.

Esa mañana me levante sonriente. Algo dentro de mi decía que iba a ser un gran día, el cansancio y desánimo del día anterior parececían haber expirado, y en su lugar una extraña fuente de energía comenzaba a brotar en mi interior.
Era uno de aquellos sentimientos inefables, al los que no pretendes buscarle raiz, simplemente me apetecía tomarme un respiro y entregarme a aquella sensación.
Me incorporé de un salto y fui a abrir el ventanal que se escondía trás la espesa cortina. Los primeros rayos de sol se filtraron en mi habitación dándole un toque ambar al atmósfera. Una brisa primaveral correteaba por las calles de la ciudad adormecida. En un principio no me percaté de que era lo que estaba ocurriendo, pero al cabo de unos segundos lo encontré. En aroma estaba allí, el murmullo de agua salada, se mezclaba con el inconfundible timbre del afilador. Los más madrugadores tambien lo habían entendido. Al fin había vuelto lo que tanto habíamos ansiado. Otra vez Verano :)

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