sábado, 26 de junio de 2010

Tengo el tiempo entre los dientes para tí.

Esto… ¿Adiós? Ando bastante perdida y no por donde empezar. Más bien no se ni que tengo que decirte, que quiero decirte? Tras varios días de intentos fugaces y frustrados me he decidido a hacer la definitiva. Por mucho que lo intento no consigo más que garabatear palabras que solo dejan entrever melancolía. No! Me niego a dirigirte palabras nostálgicas esta última vez, sabes que no puedo ser así, tú tampoco lo serías.
No aprovecharé la ocasión para decirte algo nuevo, a día de hoy sabes prácticamente todo… Últimamente te he contado hasta mis más extraños pensamientos, ¿Qué más te voy a decir? ¿Qué te has convertido en alguien esencial para mí, y que te voy a echar de menos? Eso, aunque no suela decírtelo lo sabes de sobra. Sé que intuyes más de lo que pretendo mostrar, que me empiezas a conocer demasiado.
Sí, también sabrás que es lo que más me preocupa de todo esto. No es el año en sí, no es miedo a una despedida, no. Lo que más me preocupa es que perdamos todo lo que hemos conseguido, que cambiemos, que crezcamos por separado y todo sea distinto. Solo me queda decirte aquello que nunca te llegó a decir tras haberte planteado la pregunta del ¿cómo será después? Solo me queda afirmarte que yo seguiré aquí, que no me moveré de mi sitio aunque los trescientos días me hayan cambiado, que siempre estaré dispuesta a volver a empezar, a tener las conversaciones más estúpidas y también las más trascendentes. Sé que tenemos una sonrisa y un optimismo que no nos abandonará y nos ayudará reencontrarnos. Esperaré a que me sorprendas de nuevo. Creo en ello. ¿Qué más necesitamos?
Esta despedida me deja un buen sabor de boca. Es cómo el final de un campamento en que no me salen las lágrimas pues no puedo estropearlo en el final. Ha sido demasiado bueno como para mancharlo en lamentaciones. Ahora solo queda que seamos nosotros mismos. Y esto no es lo nuestro, NO! Aunque hoy sea uno de estos días en los que tu dirías que nuestros ideales duermen y nos dejamos balancear por la tristeza. Esto solo puede terminar con un fuerte renacimiento de ideales, con tu tópico preferido en el que giran nuestras vidas, Sí, el mítico Carpe Diem. Aunque ahora la alegría y la futura felicidad se empeñe en esconderse, en el fondo sabes muy bien que solo queda disfrutar de la oportunidad. Sí, aprovecha cada día sin mojarte en recuerdos ni ambiciones de futuro. Vive el momento, o se te escapará! Disfruta de cada pequeña diferencia en vez de preocuparte o por ella. Encuentra a las mejores personas y sonríe ante la perspectiva de una nueva forma de vida. Más simple, encuentra tu nuevo camino hacia la felicidad. Sabes que cuentas conmigo, aunque ni me veas ni me escuches. Yo confío en ti, mucho mucho mucho. No me decepciones, se tu mismo, busca dentro ti y encontrarás el camino.

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