jueves, 10 de junio de 2010

¿me lo permitís un ratito?


Busco ese minúsculo punto de equilibrio, que últimamente se me escapa entre las manos. Tras catastróficos intentos, lo encuentro y me aferro a él con todas mis ganas. Fuerte, muy fuerte, hoy no te escaparás. No puedo permitir que me dejes de nuevo sola, con migo misma.
NO! Hoy tampoco me apetece luchar fuera, tengo suficiente con lo de aquí. La fachada de dureza y estabilidad empieza a flojear. Ey, yo te Construí resistente ¿Por qué? Hoy todo parece quedarme holgado, todo es gigante a mí alrededor.
Por favor no intentes convencerme de que el mundo es difícil, o que estropear las cosas es tan fácil. No me enseñes como caer. No me enseñes el apagar de luces o estrellas, hoy tengo miedo a la noche. No me digas que la madurez y la experiencia traerán cobardía o aprensión. Ni que perderé la esperanza.
Hoy quiero dejarme llevar por la melancolía, hoy quiero desahogarme con lágrimas y abrazarme a la tristeza. Yo no te suelo defraudar, sabes que sonreír es la primera de mis aficiones. Pero a mi también me apetece ser débil en una tarde otoñal. Quiero el derecho a flojear que durante tanto tiempo me has arrebatado! Déjame empaparme en la añoranza, que ya renaceré mañana. Hoy me he cansado de fingir lo que no siento, aunque solo sea capaz de hacerlo a solas, cuando no hay nadie cerca, cuando el mundo no pueda descubrir que no soy tan valiente como espera, aunque solo pueda ceder en la soledad de mí habitación, y aunque convierta todo en un secreto.
Mañana despertaré de otros de mis sueños y tomaré con ironía el estado en el que me encuentro. Sí, en el fondo se que esto es tan solo otra forma cobarde de liberar sentimientos ya adormecidos, pero es este maldito tiempo el que me castiga a no soñar y tan solo me permite escudriñar el reflejo de una feliz realidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario