sábado, 19 de junio de 2010

Pero lo nuestro es pasar.


¿Qué no hay camino? Eso ya lo comprendí. Yo avanzo paso a paso buscando el equilibrio, tropiezo y me equivoco. Aprendo y confío en mi seguridad. Voy abriendo una nueva ruta aunque irremediablemente se donde acabará. No por ello paro simplemente la intento dibujar. Yo intento retener cada pequeño símbolo que me inspire estabilidad. La inmensa mayoría del trayecto avanzo a saltos, disfrutando de cada pequeño imprevisto o inmensa premeditación. Me empapo en energía y vitalidad disfrutando del momento sin pensar en el final. Pero en un sorteo aleatorio cae un día en el que me apetece descansar. Sí ando pasito a pasito con acciones desgastadas de tanto calcular. Mido distancias, recuerdo un principio y atisbo un final. Una vez pasado detesto estos días, pero en el fondo se que son los que más me hacen recapacitar. Anguién me enseño a apartar las lamentaciones y a apreciar el toque de enseñanza que la esperiencia aporta :)

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